El soñador de caderas ha perdido la esperanza, Esperanza de susurros que a mis oídos no alcanzan, Ni alcanzarán jamás en esta tierra mojada de desencuentros.
Soñaba con mares de templanzas, Un cielo abierto desde tu boca, Un soneto que te volviese loca, Y unos vasos de champán.
Supe del hambre de tu ausencia, Y de acorazados tanques de malicia, De que cuando vagas sola, Supe también que yo lo hacía, sin querer y con conciencia.
Supe que marchita el amor, Tal como los pájaros cambian de nido, Que cuando se va un sueño no vuelve, Y mil lágrimas quedan suspendidas en las pestañas.
Y me siento como Sísifo empujando su piedra, Una piedra llena de pesares, En las que van esos mares de templanzas, Y un cielo abierto en tu boca.
Tal vez esta noche, Sea de esas noches, En las que navegan barcos de silencios.
Tal vez esta noche, Sea una noche fría de soledades, De esas en las que se van los sueños, Y los soñadores de amores pierden.
Puede ser esta noche, De esas que se oyen los pasos de la tormenta, La noche de los rayos y lluvia, Como siempre…Tristeza.
Esta noche, como todas, En la que el tiempo va cargado a mi espalda, Noche de silencios y fríos, De agua que quema y del vacío abismo muerto.
Noche en la que duerme lejos la vida, Y en las que me acuesto con la muerte, Noche que es tarde para retar a la suerte, Y noche que mira por su ventanal viviente.
Y quizás esta noche, Sea el regalo envenenado de ti, La antesala de los sueños, En los que un día te creí sentir.
Quizás esta noche, Sea la de siempre, La de despedidas con mi amigo desamor, En las que te dejo como recuerdo...Mi pena.